viernes, 29 de octubre de 2010

DUDA EXISTENCIAL


¿El sueño es realidad o la realidad es un sueño?
Habiendo reflexionado al respecto, seguí durmiendo.
Una pantalla totalmente negra invadió mis pensamientos. No estaba segura si me había quedado ciega o si un manto negro había decidido cubrir cada recoveco de mi memoria. Los recuerdos – si es que se llamaban así – habían sido formateados, a excepción de algunos que se vislumbraban en mi mente como espejos rotos desfilando en un museo de cosas perdidas.
La desesperación era tal que comencé a mover todo el cuerpo agitadamente, como esperando que mis memorias reaccionen, que se despierten, o que caigan copiosamente de algún lugar remoto a donde habrían ido a parar.
Sin embargo, el cuerpo lentamente me dejó de funcionar, y aquellas maniobras exageradas realizadas con el fin de llenar el espacio vacío que representaba mi cabeza, no pudieron ser más posibles. Mi mente no sólo había olvidado anécdotas antiguas, historias del pasado, sino que también se esforzaba por olvidar el aquí y ahora. Ante tal situación, me volví vulnerable. Cualquier intento de ser la operadora de mi propio ser, se tornaría inútil.
Decidí esperar. No obstante, cuando lo hacía borraba lo que pretendía hacer de la caja vacía que alguna vez había sido contenedora de pensamientos.  Seguí esperandoo; nada nuevo.  Pasó el tiempo; o eso creía. Ya me había olvidado lo que era el teipmo.
Sumida en el espacio, comencé a nadar en el horizonte de la nada; no tenía punto de referencia, el vacío era mi medio. No tenía a nadie cerca de mí. Seguí explorando esa tela negra que parecía no tener fin; su horizonte se trazaba cada vez más lejano a medida que avanzaba (o al menos eso creía que estaba haciendo). A pesar de estar convencida de estar habitando un eterno pasillo, nubarrones negros comenzaron a aparecer.
¿El cielo oscuro se estaría despejando? ¿Estaría presenciando la metamorfosis de ese cielo? Momentos después, los nubarrones trazaban caminos en espiral, modificando su forma, mostrando las más diversas ecuaciones geométricas emitiendo imágenes irregulares; hacían carreras de un lado a otro, confundiéndose en uno sólo, para después separarse y dibujar las más caleidoscópicas representaciones de sí mismas.
Quise tocar uno de los puntos negros difusos, que cada vez se separaban más para dar lugar a espacios blancos.  Estaba acercando mi dedo lentamente a una mancha negra que tenía la apariencia de una ficha del juego de las damas, cuando una corriente de aire comenzó a arrastrarme. En apenas instantes, me vi sumergida en un túnel transitando a una velocidad irrefrenable, sin saber adónde estaba siendo conducida. Cerré los ojos para evitar esa sensación vertiginosa que se estaba apoderando de mis sentidos.
              Abrí los ojos, pero mi vista estaba nublada.  Ahora estaba quieta, apoyada sobre una superficie calentita, pero arrugada. Cerré los ojos y los abrí de vuelta, para ver más claramente. El túnel negro había desparecido. Miré alrededor para jactarme de alguna señal que me indicara la existencia de nubarrones negros. NADA. En lugar de ello, vi caras que me miraban. Eran tres: Una mujer, acostada, observándome sonriente y con ternura, cuya mirada traslucía un afecto incomparable; al mirarnos nos entendíamos, como si nos conociéramos de toda la vida. A su lado, un hombre de aspecto jovial, ojos claros y barba candado, alternaba besos a la mujer con morisquetas dirigidas a mí, cargadas de dulzura. El último personaje de la escena también era un hombre, pero este, a diferencia del otro, ofrecía una imagen de extrañeza. Su cuerpo estaba cubierto por una tela celeste, su boca estaba tapada por una especie de red blanca, sujetada por dos elásticos blancos que pasaban por detrás de sus orejas, y su pelo estaba abrigado por una tela celeste similar a la que protegía su cuerpo. Una de sus manos contenía una herramienta sofisticada, difícil de describir, y la otra me sujetaba a mí. No sabía exactamente por qué, pero yo sentía que debía agradecerle. A pesar de querer hacerlo no pude, ya que me trasladó tapada en una suave toalla blanca hacia donde se encontraba acostada la mujer.
               Cruzamos miradas. Mi imagen se reflejó en sus ojos. Quise hablarle, pero una pantalla negra volvió a cubrir mi mente.
              María se despertó. Había dejado de soñar. 

lunes, 25 de octubre de 2010

Caleidoscopio

Colores. Invasión de una paleta que no se cansa de desplegar rayos de luz reflejados en cuerpos diversos.
Giro. Me canso. Giro. Un balde de pintura se resbala. Y pinta. Pinta incesantes brochazos. La pintura es acuarela. A través de ella se hacen traslúcidos nuevos cuerpos, nuevas imágenes.
Giro. Imagen. Nueva imagen. Nuevas expresiones dibujadas. Nuevas representaciones. Nuevo... muevo…
Espejo. Ecuación compuesta por colores, luego de giros, brochazos, y asomo de imágenes antes escondidas con tinta china. Resultado: espejo. Asociación. Diapositivas del pasado. Un pasado integrado en el presente a través de historia y continuación.
Ciclo. Termina algo. Empieza otro algo. Renovación. Comienzos. Oportunidades. Tradición. Preceptos. Torbellino de libros. Imágenes. Definiciones. Instituciones. Integración. CALIDOSCOPIO.
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Nunca. En ningún momento. Jamás. Utopía. Estoy en la ruta. Veo un charco. Quiero alcanzarlo. No puedo. Acelero. No llego. SPLASH. Lo espero, pero no se escucha.
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Cambiar. Nunca. Impotencia. Veo una caja. Me pregunto qué hay adentro. Una hormiguita. La misma lucha por salir y llevar su hojita para el resto de la comunidad. Se disputa contra las murallas del duro objeto. Cambia de posiciones. Gira. Se cae. Vuelve a comenzar. 
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Giro. Hielo. Corteza dura. Nada cambia. Todo es estático. Se produce un corte. Destrucción. Color: negro.
Giro. Volcán encendido. Arte. Música. Creación. Efervescencia pura. Un balde de pintura se resbala. Y pinta.
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Charco encontrado. Legado. Transmisión. Continuación. SPLASH. Brochazos. CALIDOSCOPIO
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Números, letras, guiones, tildes, mayúsculas, cursivas.
Retiró sus ojos de la PC, luego de horas de mirarla. Pasó por distintas expresiones, sonrisas llenas de satisfacción, enojo demostrado en dientes apretando el labio inferior, suspiros exhalados propios de placer. Ahora, sin embargo, solo podía pensar en terminar su trabajo, apagar la computadora e irse a dormir, cerrar los ojos y ser transportada a un lugar hermoso, con un sol radiante, un cielo celeste, pasto verde, con un aroma de esos que llenan los pulmones y te hacen sentir libre, y un espejo de agua en el cual se vieran reflejadas todas las maravillas de la naturaleza.
Números, árboles frondosos, letras, espejo de agua, guiones, nubes en forma de mariposas, tildes, flores y colores, mayúsculas, sol radiante, cursivas, comas, comillas, “trabajo práctico numero 6”, punto final. Apagar. Paz. 

sábado, 23 de octubre de 2010

ANIMALES EN ESPEJO

El perro es el mejor amigo del hombre. Eso lo saben todos: el perro es el más fiel, amistoso y leal de todos los animales.
No sé quién habrá divulgado semejante pavada: al perro hay que comprarle su bolsa de Pedigree, hay que sacarlo a pasear cada determinada cantidad de horas-o en su defecto, llamar a un paseador al que hay que pagarle una suma de dinero-, hay que tener siempre disponible para él un recipiente con agua para que no deje de estar hidratado, hay que bañarlo, cuidar de su salud bucal. Ah, y hay que bautizarlo: los históricos son Beethoven, Snoopy, Pluto; las mujeres por lo general reciben los nombren clásicos de Lola o Laica (esto quiere decir que usted en parte decide de qué manera designar a su mejor amigo; actitud bastante despótica si tenemos en cuenta que su mejor amigo no decidió cómo apodarlo a usted). Piense detenidamente en las características que reúne el perro arriba señaladas. Reflexione acerca de la cantidad de plata invertida en su amigo. Lo noto con el ceño fruncido. Aún así, necesito que  profundice  todavía más  su pensamiento: ¿tanto tiempo invertido en el cuidado de su amigo, para que él le retribuya en forma de saliva? imagínese esta situación, quizás le resulta conocida. Por fin juntó el dinero para comprar esa casa que tanto deseaba, a la que pudo colocarle esa alfombra color crema que veía hasta en sueños. Llegó el día de mudarse, y junto con usted, trasladó al perro, a quien no se le ocurrió mejor idea que hacer alguna de sus necesidades en nada menos que en su añorada, espectacular, reluciente alfombra color crema.
 ¿A usted le parece que ESE es su mejor amigo? Piénselo mejor.
Sin embargo, este artículo, más allá de ser el causante de sorpresa, disgusto, caras encolerizadas, y alguna que otra lágrima para todos aquellos declarados mejores amigos del perro, viene a preguntarse dos cuestiones que a mí entender son fundamentales.
Empecemos por la primera; ya llegaremos a la segunda-que viene de arrastre de la precedente-: ¿por qué la gente se compra perros cada vez de menor tamaño?
¿Quieren demostrar que son superiores a sus mascotas, manifestar su grandeza por sobre la diminuta criatura a través del tamaño?
Intenté entender el asunto desde la perspectiva de la belleza, de la estética. No obstante los múltiples esfuerzos, no he podido hacerlo. Los perros de tamaño microscópico de la gama del perro Jazmín de Susana Giménez son feos: hay que aceptarlo de una vez por todas.
Este tema me inquieta de manera considerable, sabiendo que las calles porteñas se encuentran cada vez más pobladas de estos peludos cuya existencia pasa desapercibida, a no ser por los ladridos (o más bien chillidos) extremadamente agudos que los mismos emiten.
Señores y señoras: tengan cuidado la próxima vez que se topen con un perro de estas características, porque es muy probable – dado su partícular tamaño- que no los vislumbren (más si son porteños o residentes de Buenos Aires, sobre todo de la capital, hace ya algunos años, debido a que solemos caminar mirando siempre para adelante, intentando llegar lo más temprano posible hasta al kiosco).   
La segunda moción de este escrito se refiere a aquellas personas que se compran perros idénticos a ellos mismos. Ahora bien, he aquí un dilema: ¿se compran perros iguales a ellos o los van transformando paulatinamente de modo que sus mejores amigos parezcan sus hijos?
El objeto de este aguafuerte no es de manera alguna un tópico para subestimar. Por el contrario, es común para el ojo del transeúnte bonaerense ver pasar a estos personajes espejados en sus perros, o a sus perros espejados en sus amos sobre todo en barrios con parques: desde Belgrano, pasando por Palermo con su elegante Rosedal y llegando hasta el famoso barrio del Once y su Plaza Miserere.
Señor-señora lectores: agudicen su percepción, afilen sus cinco sentidos, presten más atención de la acostumbrada cada vez que salgan a caminar por las plazas, porque es muy posible que se crucen con estos personajes. Y tenga cuidado, porque ya lo advertí, existen perros muy pequeños, más de lo que usted puede llegar a imaginar.  

miércoles, 20 de octubre de 2010

CRÓNICA DE UNA TARDE

Pasaron diez años de la muerte de Marina. Guillermo se encuentra desesperado ante la noticia de que el asesino de su mujer habría quedado en libertad por un ¡tecnicismo!
Prende un cigarrillo. Las pitadas no le alcanzan; no logra evaporar los nervios que se apoderan de su cuerpo. Camina de un lado a otro de la habitación que alguna vez había compartido con el amor de su vida.
No hay calma… Recurre al whisky; con manos temblorosas apenas logra servirse un vaso.
Pasan las horas y aún no se tranquiliza. A pesar de los sucesivos intentos, Guillermo no puede escapar de la imagen que atormenta su mente: Hernández libre, caminando por las calles porteñas, quizás las mismas que él transitaría.   
Estalla. Esto es demasiado. Tiene la vista nublada, producto del alcohol ingerido. Intenta pararse de la silla no tan cómoda que lo contenía. Le cuesta; debe recurrir a una columna para no caerse. Debe arribar al teléfono para hablar con su amigo incondicional, quien ofrecería sin duda una vía de escape a su aquejada cabeza.
El sufrido se frota los ojos para observar claramente los números del teléfono ubicado delante de él. Logra comunicarse. Cita a Diego a las hs. en el bar de siempre, asumiendo que los únicos clientes serían ellos, y que Horacio les prepararía un café chico a cada uno; como era usual. 
hs.: se encuentran. Guillermo no suele mostrar afecto, pero esta vez abraza a su amigo casi por impulso. Abren la puerta del bar que solía ser solitario. Esta vez la multitud los marea; divisan una mesa en la sombra de un rincón; no dudan en ocuparla.
Guillermo se desploma, es protagonista de confusión, bronca, cansancio, ganas de gritar. Diego lo consuela; sabe que de la justicia argentina no se puede esperar mucho; ¿qué haga las cosas bien?, olvidate.
Horacio saluda a los muchachos y se compromete a llevarles el habitual pedido.
"En Horacio se puede confiar, los pedidos que se le hacen se concretan… ¿por qué no hay más dirigentes como Horacio?", piensa Guillermo mientras se moviliza hacia al baño.
Parálisis. Cara pálida. Falta de aire. El viudo no sabe qué hacer.
"¡Es él!", exclama para sus adentros. No quiere hacer un escándalo porque de nada le va a servir. Se olvida de sus necesidades fisiológicas y vuelve con su amigo. Le falta el aliento, le escupe a Diego que ese asesino hijo de puta está en el barcito al cual va a tomar café hace tantos años.
hs.: el autor del crimen que le cambió la vida a Guillermo sigue ahí, sin una gota de culpabilidad; riéndose con una rubia a la que seguramente también agotará sueños, proyectos, deseos.
hs.: Guillermo y Diego siguen debatiendo cómo hacer para vengarse, o al menos expulsar la rabia de adentro del pecho. ¿Perseguirlo, matarlo, golpearlo con todas sus fuerzas? ¿Conseguiría de esa manera librarse del dolor que lo oprimía?
hs.: Guillermo no es conciente de lo que está a punto de hacer. Aprovecha esa inconciencia. Agarra una botella de vidrio. Amenaza a Hernández con pegarle. Todavía un poco mareado, no logra golpear ninguna parte de su cuerpo. Deja caer la botella para empezar a  pegarle con sus propios puños. No sabe cuántas veces envió sus manos al cuerpo del criminal, pero tiene la certeza de haberle hecho daño. Agarran a Guillermo por atrás. Toma conciencia: es la policía, que empuja con fuerza para separarlo de Hernández y así resguardarlo de la violencia.

¿Hernández, yo? Lo que me falta. Lo único que sé es que un loquito empezó a amenazarme y a pegarme. ¿Qué le pasa a la gente? Yo sólo fui ir a tomar un café con mi hija simplemente para hablar, para distendernos. La sociedad está cada vez más envalentonada, más caótica; los individuos agraden sin razón.
Después me enteré que el loco que me atacó de la manera más violenta se llamaba Guillermo, que estaba acompañado por su amigo Diego y que a su esposa la había matado un tal Hernández.
Esta nota no es para asustarlos, es simplemente para advertir a ustedes, ciudadanos, que circulen con precaución, porque hay cada vez más paranoia, más gente que necesita terapia, pero los psicólogos no dan a basto ante tal panorama de locura.
Esta es mi historia de la semana, espero que no se les repita.

Santiago Parulo, periodista.

Radio “De Pelos”, sección “historias semanales”,  conducida por Santiago Parulo.

martes, 19 de octubre de 2010

HOJAS OTOÑALES

Al fin se pudo desprender de aquella estructura creada por la madre naturaleza a la que había estado pegada por años. ¡Había llegado el momento en que la libertad podía ser apreciada en su mayor magnitud! Pájaros, barriletes, vértigo, mariposas, ramas, mareo, cabezas, hombros, rodillas, hormigas. Dolor...

DUDA EXISTENCIAL

¿El sueño es realidad o la realidad es sueño?


Habiendo reflexionado al respecto, siguió durmiendo.

ECLIPSE

Raqueta en mano izquierda. Pelota en mano derecha. Ovación. Adrenalina. Pelota en el aire.
Arriba; cada vez más arriba. Sol brillante.


Sombra.

lunes, 18 de octubre de 2010

MATCH POINT

La pelota, todavía en el aire, dudaba acerca de su destino. Una ráfaga de aire sopló violentamente; el rebote de la pelota dubitativa en la superficie delimitada hizo eco de su final.

Capítulo uno.


Expresiones, declaraciones, y enunciados muy divergentes son los que se encuentran en la red de redes, en la masividad de papeles expedidos diariamente, y en el fulgor de opiniones, ideologías y posturas de habitantes de las más diversas partes del mundo.

Nos extrañamos al ver seres humanos de costumbres diferentes a las que nosotros estamos acostumbrados; cruzamos de vereda al observar "algo raro" en el otro que se nos aparece; vivimos con miedo a lo que no se nos asemeja, ya que eso implica un desafío, requiere del entenderse a través del derribar una barrera de códigos que se nos planta cual pared metálica.

¿Por qué la diferencia crea distancia? ¿Tal vez porque huimos a la idea de identificarnos con el otro que a simple vista parece tan distinto? ¿Quizás porque tenemos temor a encontrar en nosotros cosas que todavía no descubrimos? Quizás porque al abrir los dos ojos un poco más que siempre, descubrimos que nuestras prácticas también son extrañas, pero son parte tan cotidiana de nuestras vidas que nunca nos las cuestionamos. Esto significaría que la otredad es nuestra y que ella es la condición de nuestra unicidad.

Mi propuesta es mostrar mis propias creaciones, que provienen del extrañarme ante la vulgaridad del mundo que se sucede ante mis ojos. La vida en mi opinión es caleidoscópica y a través de este blog, mi deseo es ofrecer por lo menos una fracción de ese caleidoscopio que cambia su forma en el día a día, y que no hace otra cosa que maravillarme.  

Magalí B.