sábado, 23 de octubre de 2010

ANIMALES EN ESPEJO

El perro es el mejor amigo del hombre. Eso lo saben todos: el perro es el más fiel, amistoso y leal de todos los animales.
No sé quién habrá divulgado semejante pavada: al perro hay que comprarle su bolsa de Pedigree, hay que sacarlo a pasear cada determinada cantidad de horas-o en su defecto, llamar a un paseador al que hay que pagarle una suma de dinero-, hay que tener siempre disponible para él un recipiente con agua para que no deje de estar hidratado, hay que bañarlo, cuidar de su salud bucal. Ah, y hay que bautizarlo: los históricos son Beethoven, Snoopy, Pluto; las mujeres por lo general reciben los nombren clásicos de Lola o Laica (esto quiere decir que usted en parte decide de qué manera designar a su mejor amigo; actitud bastante despótica si tenemos en cuenta que su mejor amigo no decidió cómo apodarlo a usted). Piense detenidamente en las características que reúne el perro arriba señaladas. Reflexione acerca de la cantidad de plata invertida en su amigo. Lo noto con el ceño fruncido. Aún así, necesito que  profundice  todavía más  su pensamiento: ¿tanto tiempo invertido en el cuidado de su amigo, para que él le retribuya en forma de saliva? imagínese esta situación, quizás le resulta conocida. Por fin juntó el dinero para comprar esa casa que tanto deseaba, a la que pudo colocarle esa alfombra color crema que veía hasta en sueños. Llegó el día de mudarse, y junto con usted, trasladó al perro, a quien no se le ocurrió mejor idea que hacer alguna de sus necesidades en nada menos que en su añorada, espectacular, reluciente alfombra color crema.
 ¿A usted le parece que ESE es su mejor amigo? Piénselo mejor.
Sin embargo, este artículo, más allá de ser el causante de sorpresa, disgusto, caras encolerizadas, y alguna que otra lágrima para todos aquellos declarados mejores amigos del perro, viene a preguntarse dos cuestiones que a mí entender son fundamentales.
Empecemos por la primera; ya llegaremos a la segunda-que viene de arrastre de la precedente-: ¿por qué la gente se compra perros cada vez de menor tamaño?
¿Quieren demostrar que son superiores a sus mascotas, manifestar su grandeza por sobre la diminuta criatura a través del tamaño?
Intenté entender el asunto desde la perspectiva de la belleza, de la estética. No obstante los múltiples esfuerzos, no he podido hacerlo. Los perros de tamaño microscópico de la gama del perro Jazmín de Susana Giménez son feos: hay que aceptarlo de una vez por todas.
Este tema me inquieta de manera considerable, sabiendo que las calles porteñas se encuentran cada vez más pobladas de estos peludos cuya existencia pasa desapercibida, a no ser por los ladridos (o más bien chillidos) extremadamente agudos que los mismos emiten.
Señores y señoras: tengan cuidado la próxima vez que se topen con un perro de estas características, porque es muy probable – dado su partícular tamaño- que no los vislumbren (más si son porteños o residentes de Buenos Aires, sobre todo de la capital, hace ya algunos años, debido a que solemos caminar mirando siempre para adelante, intentando llegar lo más temprano posible hasta al kiosco).   
La segunda moción de este escrito se refiere a aquellas personas que se compran perros idénticos a ellos mismos. Ahora bien, he aquí un dilema: ¿se compran perros iguales a ellos o los van transformando paulatinamente de modo que sus mejores amigos parezcan sus hijos?
El objeto de este aguafuerte no es de manera alguna un tópico para subestimar. Por el contrario, es común para el ojo del transeúnte bonaerense ver pasar a estos personajes espejados en sus perros, o a sus perros espejados en sus amos sobre todo en barrios con parques: desde Belgrano, pasando por Palermo con su elegante Rosedal y llegando hasta el famoso barrio del Once y su Plaza Miserere.
Señor-señora lectores: agudicen su percepción, afilen sus cinco sentidos, presten más atención de la acostumbrada cada vez que salgan a caminar por las plazas, porque es muy posible que se crucen con estos personajes. Y tenga cuidado, porque ya lo advertí, existen perros muy pequeños, más de lo que usted puede llegar a imaginar.  

3 comentarios:

  1. Lamento no coincidir con este argumento. Darle de comer, ponerle un apodo y que haga sus necesidades en alguna alfombra de por ahí puede ser tranquilamente alguno de mis mejores amigos.

    Más aún, por definición, las cosas que haces por tus amigos, no las hacés para que te devuelvan con algún favor. Lo mismo con los perros.

    Yo creo que la pregunta es: OKAY, el perro es el mejor amigo del hombre, PERO el hombre es el mejor amigo del perro?

    Sin más.

    Salmón.

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  2. Ezequiel.
    Quiero aclararte que lo que publiqué NO es mi opinión acerca de los perros. Es más, me encantan.
    Pero el texto era un trabajo para la facu y me pareció mejor argumentar en contra de un animal al que todos aman en vez de alabarlo como podría ser lo más común.
    Puedo preguntarte quién sos?

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  3. Podés preguntarme.

    ¿Puedo no contestarte?

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